Surfeando con un cachalote
Todo el mundo tiene un deporte favorito. El mío es el surf. ¿Por qué me gusta? Pues por muchas razones. Me gusta el mar, me gusta compartir las experiencias en el agua, los piques que surgen para ver quien coge la ola más grande, los piques entre las distintas personas que se encuentran en el agua, las risas que provoca ver a los principiantes, ver cómo se te acerca una ola gigante, los subidones de adrenalina, etc.
El surf tiene unas primeras experiencias inolvidables: la primera vez que consigues levantarte, la primera vez que haces un escape en condiciones, la primera vez que coges una ola grande, la primera vez que haces un giro, la primera vez que te pegas una buena torta, la primera vez que te cortas con la tabla, y podría seguir con cosas del estilo. Pero hace dos veranos, tuve una primera experiencia realmente increíble: mi primera ola con un cachalote al lado.
Yo veraneo en San Sebastián. Era el 28 de Agosto. Me levanté temprano para llamar a un amigo que estaba en Zarauzt, para decirle que viniese a San Sebastián porque había unas olas espectaculares en la Zurriola. Él me dijo textualmente: "Tú, tú, tú, vente aquí, que ha encallado una ballena.¡ Hay olas de dos metros!". Sin dudarlo dos veces, me puse el traje, cogí mi tabla y salí hacia Zarauzt. Me acompañaron mis hermanos y mi madre. En cuanto llegamos, me bajé a toda prisa, me encontré con mi amigo y entramos al mar. Estava muy fuerte. Fue difícil entrar, y tan solo pude coger 4 ó 5 olas, todas ellas de tamaño considerable. Luego las olas se fueron haciendo más pequeñas, y como estábamos agotados, decidimos salir. Fue una experiencia increíble.
Borja O
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